Text del psicòleg Sanitari, Oscar Castán.
Somos muchos los que nos toca vivir de cerca el proceso por el que pasan personas queridas, ya sean familia o amistades, cuando sufren una enfermedad grave. Cualquier afectación que repercute seriamente en la vida de una persona, ya sea mental o física, supone un cambio radical en la forma de afrontar su día a día. Hablando con una amiga que sufre una enfermedad poco común, me explicaba la cantidad de tratamientos experimentales por los que ha pasado y las expectativas de curación que había generado en cada uno de ellos. Pero sucede que llega un momento en el que esa motivación y esperanza por curarse se ha de replantear de otra forma dado que los resultados no acompañan. El cansancio psicológico y físico se hace más latente y surgen emociones de rabia y frustración muy intensas. Finalmente ha dado el paso de ir a un profesional de la psicología, aunque le ha costado dos meses de dudas de si dar o no el paso. Una vez iniciadas las sesiones reconoce que le ha venido bien poder soltar todo el lastre acumulado expresando como se siente, como le ha cambiado la vida, reflexionando sobre el pasado, el presente y el futuro.
Una forma que ha encontrado de elaborar su proceso día a día ha sido la de escribir. Y en la escritura ha encontrado una forma de reconciliarse consigo misma creando un personaje y una historia en forma de cuento en la que proyecta, de forma metafórica, todo su mundo interior. Ha descubierto una faceta liberadora en la escritura, una forma de canalizar todo aquello que había quedado bloqueado o enquistado en su interior y que clamaba para salir a la luz y liberarse.
Es un clásico hablar de la mochila de vivencias de todo tipo con las que todos cargamos. Pero cobra un gran sentido cuando se pasa por el proceso de una enfermedad difícil y uno necesita liberar carga para sentirse más ligero y poder atender a los momentos que son realmente importantes en la vida de una forma más consciente. Todo ello puede implicar expresar la rabia, la tristeza que sentimos y por otra parte permitirnos ser amables y comprensivos con nosotros mismos.
Admiro profundamente a todas las personas que aún en circunstancias complicadas siempre tienen una sonrisa que regalar o son capaces de hacer broma de algún aspecto relacionado con su situación.
El que escucha y acompaña también aprende lecciones muy profundas sobre el sentido de la vida. Aprender a relativizar según qué cosas y dar valor a las que realmente consideramos que lo merecen. Es un aprendizaje que nos va a ser de gran ayuda cuando los protagonistas de la historia seamos nosotros mismos.
La escritura es una forma de canalizar todo aquello que queda bloqueado o enquistado en el interior y que clama para salir a la luz y liberarse.